A poca distancia de tu piel, mi piel. Sigamos oyendo los
pájaros, suspirando, sintiendo, respirando la brisa fresca que entra sin
permiso, al mismo tiempo tu mano recorriendo mis piernas suavemente, las
caderas y mi espalda. Ignoremos juntos la existencia en el momento, huyamos,
corramos, gritemos pero no antes sin permitir a tu oído ser escucha de mis
suspiros. Apriétame un poco más, juguemos a conocernos otra vez,
¿Escuchas mis palabras? se volvieron poco claras... nuestras
miradas también se encuentran, es hora de desaparecer.
Y allí estaba sin más, desnudó cada centímetro de sueño y
esperanza en aquel momento. Las miradas no se encontraron rápidamente, era
difícil obligar a que algo suceda...
Era muy intimidante la sensación que recorría el cuerpo
cuando se entregaba lo último -esa vez, de su boca no salió un suspiro- Siempre se había visto capaz de seguir
adelante, pero por muchas razones y sin ninguna, aquella noche todo fue
diferente.
A veces... duele
demasiado imaginar un no como respuesta.
No hay comentarios:
Publicar un comentario