jueves, 5 de septiembre de 2013

194. Adiós Agosto.Es casi septiembre.

Hoy, no dudo y olvido por completo mi rara costumbre de reflexionar porque si o por el miedo a equivocarme. Se me empieza a olvidar caras y lugares. Todo huele diferente, como a vida nueva sin estrenar. Cualquier ciudad en paz parece más soleada, más bonita, menos rara.
Esta vez parece que las dudas han olvidado porque existían, que todo fluye y que incluso se me empieza a olvidar que el verano acaba, que las playas dejarán de recibir  niños, refrescos, amor y algún que otro beso entre olas.
Los abrazos de bienvenida serán los "te echaré de menos una vez más", los de siempre, los que me quitarán el sueño por tres días porque la que se convirtió en mi cama por más de treinta noches estará a mil kilómetros de mi almohada.
Volveré a subir el volumen de mi iPod para no escuchar el silencio. Hablaré con nostalgia de lo feliz que era preparando tres tostadas mientras dudaba entre seguir en el sofá o salir a ver mundo. Recordaré la mirada de ilusión de aquel corazón que no quería abandonarme, que me enseño a ser quien soy.
No era casualidad que este verano este huyendo de los reencuentros y las despedidas.
Me resultaba emocionalmente más barato vivir un verano demasiado largo sin aventuras ni historias que recordar a volver a echar de menos.
Mi casa, mi hogar y mi ciudad a lo mejor no habrán cambiado.
Las calles seguirán tan frías como siempre, seguiré inspirándome con las mismas canciones pero todo habrá cambiado.  Septiembre viene cargado de algo más que libros, lápices y apuntes desordenados frente a una pantalla.

Acabarán llegando los fines de semana de ocho horas ganándose monedas, los de los pasillos que hablan cuando paso, los de no me mires que me enamoro, los de te espero a las diez. Los amores de verano que siempre me intrigaron se plantan en septiembre con un "me quedo contigo"  para pasear de la mano en otoño y abrigarnos en invierno.

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