Soy el que sabe que no es
menos vano
que el vano cantar de un pájaro,
del silencio o el desamparo,
o el sonido de un piano.
Soy, amigos, el que
sabe
que no hay otra venganza que
el olvido
ni otro perdón. Un dios ha
concedido
al odio humano esta curiosa
llave.
Soy el que pese a tan
ilustres modos
de errar, no ha descifrado
el laberinto
singular, plural y distinto
del tiempo, que es de uno y
es de todos.
Soy el que es nadie,
el que en la guerra no fue una espada.
Soy eco, olvido, nada.
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