...No estaba enamorada de ti, estaba enamorada
de la sensación de estar viva, de querer comerme el mundo y por una vez no
sentir que me ahogaba en él. O quizás estaba enganchada a no tener que ser tan
dura y fría, a no ponerme capas y capas para ocultarte lo que soy, me gustaba
creer que me querías por eso, por lo que era. Aunque ahora veo que no tenía razón,
porque me cambiaste por completo. Me hiciste recordar por qué siempre me
escondía tras muros de orgullo y sensatez, por qué nunca dejaba que nadie
entrará en mi vida sin saber el momento justo en que se iba a ir de ella.
Quizás no era a ti a quién estaba enganchada, si no a las largas tardes fuera
de casa entre tus brazos, y quizás incluso ahora no te esté echando de menos a
ti si no al hecho de que las canciones no tengan sentido. Quizás echo de menos
reírme de los estúpidos que se atrevían a proclamar a grito pelado que el amor
verdadero no existía. ¿Cómo no iba a existir? Si te tenía a ti. Y ahora me
grito a mí misma por lo ignorante que fui, tanto tiempo protegiéndome para que
una sonrisa cualquiera me hiciera perder la cordura. Yo que siempre me quejaba
de la sobreprotección de mis padres y ahora me odio a mí misma por no haberla
tenido contigo. Quizás no me gustaba tu sonrisa torcida haciéndome cosquillas,
quizás lo que me gustaba era la sensación de reír, de ver que alguien me estaba
haciendo feliz día tras día. No estaba enamorada de ti, estaba enamorada de
poder vivir sin preocupaciones, enamorada de que ninguna canción me pareciera
suficientemente buena para describir la felicidad del momento, enamorada de
vivir. Aunque quizás no me gustaba que me hicieran feliz, ni volar tan alto
para ver las vistas de la caída. Quizás todo esto sean excusas para no
aceptarme a mí misma, a la más difícil de convencer de que quizás, sí que
estaba enamorada de ti.
No hay comentarios:
Publicar un comentario