En el momento más oscuro
apareciste, fuiste una luz, una bocanada de aire fresco y me sentí viva, y
feliz. Hacia tanto que no me sentía así que creo que ya no sabía que
significaba eso, pero ahí estabas, con una sonrisa me alegrabas la vida. Una sonrisa
sincera, esa sonrisa con la que siempre me demostraste todo y a la vez nada, si
había algo que necesitaba (lo sigo haciendo) es tu sonrisa. Peo siempre que volé alto, la caída era
dolorosa y el sufrimiento, inevitable. Cuando pienso que esas sonrisas ya no me
pertenecen y que ahora otra persona te hace sonreír como yo lo hacía, me
retuerzo del dolor. Cada vez más liviano, y quizás llevadero. Es que no hay
nada más triste que saber que hay otra persona que te hace feliz, que te da
todo lo que yo siempre estuve dispuesta a dar y que te quiere…. Como seguramente
tu a ella. Por circunstancias no te pude dar todo lo que quise ni demostrar
todo lo que tú me pedias. Empezamos con mal pie, acabamos con peor. La
confianza ganada en los primeros meses se fue desvaneciendo al tiempo que ya no
sabía que hacías, con quien estabas o porque me ocultabas cosas. Entonces, aquí
estoy levantándome poco a poco. Mientras la otra me toca los cojones cada vez
que puede, porque sabe que desde que llegue la puedo derrumbar. Con solo una
mirada sabe que se te enamorar. Y como no quiero seguir con esta falsa
decisiones he de tomar. Por allí hasta mucho no voy a pasar, no quiero volver a
meterme en medio de donde no me mandan. Debido a que me conozco y que se lo
impulsiva que soy. Me voy a quedar al margen. Eso he decidido.
Adiós, disfruta.
Ojala alguna vez en el
tiempo volvamos a ser amigos y te pueda seguir conociendo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario