Porque tú eres la razón de todo mi ser.
Porque resulta que te escogí a ti. Escogí ese número doce tan maravilloso, tan
increíblemente perfecto. Escogí tus labios sobre los míos. Escogí lo bueno y lo
malo, las lágrimas de felicidad y las lágrimas de tristeza. Escogí tenerte a
ti, antes que a cualquier otro. Escogí que fueses tú el único culpable de mi
felicidad. Escogí tu mano sobre la mía, tus brazos a mi alrededor, tus caricias
en mi piel. Escogí que fueses tú el que me provocase escalofríos con solo rozarme.
Escogí que fueses tú el único que me cogiese en brazos. Escogí que fueses tú el
que me diese los buenos días, el que me llamase princesa. Escogí tu mirada, tu
sonrisa, tus ojos castaños. Escogí que fueses tú el que me animase en los malos
momentos, el que me apoyase en mis decisiones. Te escogí a ti en mi sillón,
bajo mi manta, viendo películas entre tus brazos. Te escogí a ti para hacer las
paces después de discutir, para reencontrarnos después de meses separados. Te
escogí a ti. Para lo bueno y para lo malo. Te escogí a ti por completo. Todo
tú, tú entero.
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