Él y ella. Parece una historia más de chico conoce a
chica y después de un par de giros del destino acaban juntos. Pero ni él era un chico normal, ni ella una
chica corriente. Juntos aprendieron a
enamorarse de nuevo, a creer en algo que
creían que no era para ellos. Juntos
comprendieron que el tiempo no existía, que tan solo era un invento para
separarlos. Comprendieron que la
distancia no es un obstáculo, sino más bien una prueba que iban a superar,
juntos, siempre juntos. Comprendieron
que los kilómetros eran razones para luchar, y que el día de mañana esos
kilómetros se convertirían en besos.
Creían en las historias improbables, no en las imposibles. Creían que si
querían, podían. La gente no lo entendía, ellos a veces tampoco. Muchos pensaban que estaban locos, y no se
equivocaban, pero eso a ellos les daba igual, porque mientras los demás se
dedicaban a condenar su historia, ellos se dedicaban a soñar con los mapas, si
los mapas, cada día tendrían un destino, un destino que plasmarían en su álbum
de fotos, lleno de recuerdos, de fotos en blanco y negro que les darías más y
más fuerza para seguir luchando por su historia, por su amor, por su magia.
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