Y cierro los ojos, y me imagino que vienes a buscarme,
que me abrazas como nunca nadie me ha abrazado, tan fuerte, que los problemas
dejen de sonar, tan fuerte, que parezca que el mundo se pare. Y después me
susurres al oído que me has echado mucho de menos durante este tiempo, mientras
yo pienso, que tú jamás te imaginarías
lo mucho que te he extrañado yo. Me imagino cómo serían nuestras tardes,
nuestros besos, nuestras despedidas, y me dan razones para seguir luchando por
ti. Porque te quiero, porque nunca nadie me había dado tanto como me lo das tú
y porque quien algo quiere, algo le cuesta.
No hay comentarios:
Publicar un comentario