Empecemos desde el
principio. Desde el primer día que lo vi. Fue como una brisa de aire fresco,
algo que necesitaba. No esperaba que fuera a nada más que un amigo más, incluso
aquel primer día solo necesitaba eso un amigo con el que pasar toda la noche
hablando. Incluso dormirme, en aquella acampada de local después de una tarde
que me hizo olvidarme de todo, con el móvil en el pecho esperando una respuesta
suya. Valió la pena que por la mañana me quitaran el móvil, aunque me dio tiempo
de quedar con él a fumar algunos cigarrillos que nos habían quedado pendientes.
Si, debo admitir que lo pase en grande. Pero desde ese instante todo cambio, ahí,
en ese hueco de la ventana. Mientras nos fumábamos los cigarrillos y hablábamos
de cosas sin importancia. Vi a un niño inocente pero orgulloso, tenía un caparazón,
un escudo de metal que ocultaba todos y cada uno de sus defectos o sentimientos
mejor dicho. Pero igualmente me supo enamorar. Y no fueron sus virtudes, sino
todo lo contrario. Sus defectos. Sus debilidades. Y una de ellas acabe siendo
yo. O eso espero. Porque dejo claro, y admito que el siempre será mi debilidad.
Creí que ya había encontrado
al chico que me gustaba, que me había enamorado y me habían hecho daño. Todo antes
de conocerle a él. Fue un amor de verano complicado pero el verano se quedó en
nada cuando la relación duro y mi amor por el creció, como nunca lo había hecho
por nadie.
Cometí el fallo de dejarlo
ir, por decisiones del pasado. Bueno pasado, unos meses antes de conocerle. Pero
el caso, no podía más. El, no yo. No quiero decir que él sea el malo de esta historia
tan preciosa. De ningún modo. Yo soy la mayor culpable. Porque soy una bocazas,
por prometerle cielo y tierra cuando ni siquiera tengo el aire. Por no querer
hacer daño. Por no querer perderle…
Lo siento no puedo seguir escribiendo
esto por hoy, me ha dolido mucho recordar todo lo que pasaba hace un año en
esta época. Todo empezaba, nuestro error…
Disculpen.
No hay comentarios:
Publicar un comentario