martes, 22 de enero de 2013

116. Mi razón de ser

¿Cómo lo haces?, eres capaz de sacarme sonrisas a todas horas.
Soy incapaz de evitar sonreír cada vez que recuerdo el primer día, cuando te vi aparecer, destacando de entre la multitud con esa sudadera verde, y... debo confesar que me tuviste desde el primer momento, que cada sonrisa se volvía mayor según pasaba el tiempo a tu lado, que en aquel primer beso pude llegar a tocar el cielo con la punta de los dedos, que lo único que quería era tener el superpoder de parar el tiempo para quedarme siempre a tu lado.
No estaba muy segura de darte una oportunidad, no sabía si nos iría bien, pero lo cierto es que no me arrepiento para nada, estar contigo es lo mejor que me podía haber pasado, te lo aseguro.
Lo reconozco, tengo un novio increíblemente guapo, atento, cariñoso, simpático, comprensivo, empático, inteligente..., ¿Cuál es el problema?, ninguno, sencillamente no hay ningún problema, todo es perfecto, y eso era lo que me daba algo de miedo, tanta perfección, pero... no hay nada malo en todo esto, debo asumir que simplemente nos queremos y por primera vez en mucho tiempo no tengo ninguna queja, eres perfecto.
Hay un rasgo de ti que adoro y detesto al mismo tiempo, eres impredecible, puedes reírte de algo que me guste y al instante susurrarme al oído que haga que me derrita, pero cada parte de ti, sea buena o mala me encanta, todo tú me encantas.
Me di cuenta de que eras especial desde el primer instante en que comenzamos a hablar, decías que era como un ángel, tal vez sea verdad... los ángeles viven en el cielo y cada vez que estoy a tu lado siento que estoy flotando sobre una nube.
Quiero que todo esto dure para siempre, enfadarnos y que después de 10 minutos de enfado encontremos la solución  y que me digas que me quieres a todas horas, echo de menos cuando me susurrabas al oído auténticas cursiladas que me encantaban. Gracias por todo, pero más que nada gracias por siempre estar ahí, incluso en los momentos en los que menos me lo merezco.

Te quiero Pablo Navarro Crespo, para lo bueno y para lo malo, para siempre. UNO

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