El eterno sentimiento de no pertenecer.
Por qué el mundo tiene que rotar al ritmo necesario para dejar satisfecho al
otro. Las circunstancias cambian con cada hora, minuto, segundo. Los colores se
vuelven borrosos, difusos, en un eterno circulo vicioso. Me estas pidiendo que
renuncie a algo que me hace bien, simplemente porque decidiste cambiar el rumbo
en mitad la mitad de la ruta. Estas jugando a ser Dios, confiando en que el
mundo va a cambiar solo porque lo pidas. Estas sosteniendo las cuerdas de
marionetas que dejaron de obedecerte, que decidieron liberarse. Siempre van a elegir
liberarse.
No hay comentarios:
Publicar un comentario