domingo, 18 de noviembre de 2012

81. Cuentos de princesas

Cuando era pequeña y me contaban los típicos cuentos de princesas, pensaba que lo de enamorarse estaría bien. Encontrarse al típico príncipe azul que te ayuda en todo, que te enamora con su mirada con su forma de ser, son todo lo suyo. Al que te encuentras de repente, porque sales corriendo y se te cae un zapato, o porque pides un deseo al pozo mágico esperando que llegara tu príncipe azul cantando. Y en esos cuentos todo se hacía realidad el príncipe encontró a cenicienta y le puso el zapato de cristal precioso, y blancanieves encontró a su príncipe catándole bajo un ventana mientras se escondía. Pero me he dado cuenta que no todo tiene un principio de cuento de hadas ni un fin en los que todos acaban felices y comiendo perdices.
 Me he dado cuenta de que todas las princesas no buscan una rana a la que besar, ni que todas las ranas son príncipes, me he dado cuenta de hay veces en las que hasta la bruja es la que se lleva al príncipe, me he dado cuenta de que sirve de nada esperar al príncipe, ya que no sabes si te ira a buscar, y que conseguirlo cuesta más que probarte un zapato.
Me he dado cuenta de que no quiero vivir en un cuento de hadas, quiero vivir mi vida, y sin ningún príncipe.

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