Siempre me he considerado una pequeña soñadora de sueños
improbables, solía soñar como sería encontrar a tu otra mitad, en cómo sería
nuestra vida juntos, pero luego me
chocaba contra la realidad y era
entonces cuando dejaba mis cuentos de
príncipe conoce a princesa y son felices para siempre e intentaba centrarme en
el mundo real. ¿Un mundo real? Sin duda, no era un buen lugar para los
soñadores, pero a veces no queda otra alternativa. O eso pensaba yo, hasta que
un día tuve un golpe de suerte, uno de esos que apenas aparecen, apareciste
tú. Fuiste como un relámpago, y es que
sin saberlo pasamos de ser simples
conocido a ser uno solo. Y es que beso a beso fuimos haciendo grande una
pequeña historia, sonrisa tras sonrisa, me fuiste devolviendo los restos de una
vida que creía perdidos. Ahora ya no
sueño con otra mitad, porque te tengo a mi lado, pero sí que sueño con que este
sueño que juntos hemos construido no se rompa nunca.
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