De repente. Se abren las puertas del tren, el aparece.
Sus miradas se cruzaron ilusionadas por verse, aparecen las sonrisas
instantáneas. Llevaban tanto tiempo esperándose, que no podían creer que por
fin sus caminos se hubieran juntado. Y entonces ocurre. Sus piernas se apoderan
de sus cuerpos y les hace correr hacia el otro, como un par de locos, en
realidad lo eran, ambos estaban locos el uno por el otro y pocos segundos después están uno frente al
otro. Entonces sus labios se encuentran. De lejos parece un simple beso. Pero
tan solo ellos saben que es algo más, que ese beso está lleno de ilusión, lleno
de deseo, lleno de noches sin dormir, de mañanas ausentes, de tardes llenas de
recuerdos que por fin se ven recompensadas. Un beso en el que hubieron parado
el tiempo. Estar juntos era lo más parecido a rozar el cielo, es más, sentían
que tocaban las estrellas con los dedos. Ambos sentían el corazón del otro
latir con tanta fuerza, que parecía el suyo propio y eso, eso es algo que no
hacia faltar decir con palabras, como tampoco se decían que había valido la
pena esperar, y esperar para encontrarse. Nadie entendía lo que ellos tenían,
ni falta que les hacía ser comprendidos por el mundo, aunque ni siquiera ellos mismos, nunca hubo ninguna
palabra para poder describirlo. Aunque hay una que se les acerca bastante.
Magia.
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