sábado, 6 de octubre de 2012

55. Ellos


De repente. Se abren las puertas del tren, el aparece. Sus miradas se cruzaron ilusionadas por verse, aparecen las sonrisas instantáneas. Llevaban tanto tiempo esperándose, que no podían creer que por fin sus caminos se hubieran juntado. Y entonces ocurre. Sus piernas se apoderan de sus cuerpos y les hace correr hacia el otro, como un par de locos, en realidad lo eran, ambos estaban locos el uno por el otro  y pocos segundos después están uno frente al otro. Entonces sus labios se encuentran. De lejos parece un simple beso. Pero tan solo ellos saben que es algo más, que ese beso está lleno de ilusión, lleno de deseo, lleno de noches sin dormir, de mañanas ausentes, de tardes llenas de recuerdos que por fin se ven recompensadas. Un beso en el que hubieron parado el tiempo. Estar juntos era lo más parecido a rozar el cielo, es más, sentían que tocaban las estrellas con los dedos. Ambos sentían el corazón del otro latir con tanta fuerza, que parecía el suyo propio y eso, eso es algo que no hacia faltar decir con palabras, como tampoco se decían que había valido la pena esperar, y esperar para encontrarse. Nadie entendía lo que ellos tenían, ni falta que les hacía ser comprendidos por el mundo, aunque  ni siquiera ellos mismos, nunca hubo ninguna palabra para poder describirlo. Aunque hay una que se les acerca bastante. Magia.

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